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Tres técnicas de respiración para conectar con tu cuerpo y la alimentación

Autora: Juli Martino ~ Colaboradora de Vegan’s Paradise

¿Alguna vez te pusiste a pensar que nuestra función vital por excelencia es automática?

Muchas veces no atendemos a cómo está nuestra respiración, ni a su variación según nuestras actividades, el clima y nuestras emociones, entre otras cosas. Por ejemplo, ahora, ¿cómo es tu respiración? ¿rápida, lenta, fluida, breve, profunda, superficial?

Este artículo es una invitación a prestarle un poquito más de atención a tu respiración, para tomar conciencia de ella y que en esta práctica puedas reconectar con otras fuentes de energía tan importantes para nuestro cuerpo, como la alimentación.

Vamos a conversar un poco sobre cómo la práctica de respiración puede traerte muchos beneficios. Reflexionaremos, particularmente, acerca de la relación entre la respiración y nuestro sistema digestivo y la alimentación. Finalmente, te voy a proponer tres ejercicios que te van a llevar no más de diez minutitos, para que puedas practicar y experimentar todo lo que te vamos a contar.

¿Te animás? ¡Ahí vamos!

1) ¿Qué es el pranayama y cuáles son sus beneficios?

2) Respiración, conciencia y alimentación

3) Tres técnicas de respiración para reconectar


1) ¿Qué es el pranayama y cuáles son sus beneficios?

Prana- significa «fuerza vital» (la respiración) y -ayama significa estiramiento o control. Entonces, Pranayama es el control, la armonización, y la integración de prana a través de la regulación de la respiración. Esta técnica, generalmente forma parte de la práctica de Yoga. Consiste en exhalaciones, inhalaciones y retención de la respiración.

Hacer consciente nuestra función más vital, trae muchos beneficios. El pranayama requiere un mínimo de esfuerzo físico, pero permite aumentar considerablemente el aporte de oxígeno. A veces sin darnos cuenta, debido a nuestro precipitado ritmo de vida, tendemos a respirar demasiado rápido y de manera superficial.

Así, uno de los beneficios evidentes del pranayama es que nos enseña a respirar lenta y profundamente. Cuando se respira de esta manera, se activa el nervio vago. El nervio vago va desde el cerebro hasta el abdomen y se encarga de activar la respuesta de relajación y de desactivar nuestro reflejo de lucha o huida, que a menudo se produce con el estrés.

Otro beneficio es el desarrollo de la capacidad de concentración, lo que ayuda a relajarnos y ser conscientes de nuestro cuerpo y, en algunos casos, nos permite observar con mayor tranquilidad nuestras emociones y sensaciones internas y externas.


2) Respiración, conciencia y alimentación

La práctica de desnaturalizar aquello que hacemos automáticamente casi sin pensarlo, podemos aplicarla a muchas situaciones. Por ejemplo, en nuestra alimentación. ¿Cuántas veces elegís realmente lo que querés comer, lo que te trae bienestar físico y emocional? ¿Cómo nos sentimos cuando comemos lo que comemos?

A veces, algunas personas llegan hasta a naturalizar los malestares estomacales tales como cólicos y acidez. Estas sensaciones son mensajes que nuestro cuerpo envía para avisar que algo no está bien. Pero, ¿cómo estar receptivas a estos mensajes?

Tener diariamente un espacio de práctica de respiración puede ser uno de los caminos posibles para entablar un vínculo amoroso y respetuoso con nuestro cuerpo, en el cual, por supuesto, no puede faltar la mirada sobre lo qué comemos.

No es necesario que te tomes un par de horas al día, solo unos minutos, para sentarte o disponerte en una posición cómoda, cerrar los ojos y concentrarte únicamente en cómo el aire entra y sale de tu cuerpo, desnaturalizar esa actividad y sentirla, poner toda tu atención en ella.

Así, nos disponemos a sentir a nuestro cuerpo. Tal vez aparezcan dolores e incomodidades, se sucedan muchos pensamientos, no importa. Vas a permanecer ahí por tres o cinco minutos, recibiendo todo lo que tenga que llegar.

¿Te animás a practicar mientras me estás leyendo?


3) Tres técnicas de respiración para conectar

Es muy importante que al momento de practicar estas técnicas te sientas cómoda y tranquila. Por eso vas a preparar tu espacio para sentirte contenida, acogida y así crear un clima cálido para vos. Por ejemplo, podes prender alguna velita con aroma, sahumerios, o lo que sea que te estimule el sentido del olfato.

También podes poner alguna música instrumental suave, sonidos de lluvia o de naturaleza que te transmitan tranquilidad; y si hace frío podés tener cerca tuyo alguna mantita o un abrigo para sentirte siempre lo más cómoda posible dentro de tus posibilidades y deseos.

Ahora sí, si ya preparaste tu espacio, te vas a sentar en el suelo (puede ser sobre un almohadón) o en una silla, en una posición cómoda tratando de mantener la espalda recta (si estás en el piso y sentís que te cuesta mantener la espalda recta, podés apoyarla contra la pared más cercana)

¿Estás preparada? ¡Ahí vamos!

Técnica uno: respiración torácica para conectar con nuestras emociones

Vas a llevar la mano derecha hacia el final de tu costilla derecha, con los dedos bien abiertos, sintiendo toda tu costilla. La otra mano la vas a poner sobre tu ombligo.

A continuación, vas a concentrarte en respirar llevando todo el aire hacia tus costillas para expandirlas. Inhalá con conciencia, llevando todo el aire hacia tu pecho. Sentí cómo se llenan y se expanden las costillas en cada inhalación y cómo se vacían en cada exhalación. Tratá de concentrarte en el movimiento de tu mano derecha y disminuir al máximo los movimientos de tu mano izquierda (la que está sobre tu ombligo)

Observá durante unos minutos cómo te sentís respirando de esta manera. Cuando sientas que lograste no mover la mano que está en tu abdomen, llevá la mano izquierda a la costilla izquierda, con los dedos bien abiertos. Luego, respirá pensando en expandir tus costillas hacia los costados y hacia arriba.

Vas a practicar esta respiración torácica durante cinco minutos poniendo atención a las sensaciones que puedan aparecer durante la práctica y luego de la práctica.

¿Apareció algún sentimiento físico o emocional? ¿Qué sentiste al expandir tus costillas?

Al abrir la zona del corazón podemos sentirnos vulnerables, o sentirnos disponibles para reflexionar con mayor sensibilidad. ¿Vos cómo te sentiste?

Técnica dos: Respiración para conectar con nuestro sistema digestivo

En esta técnica te propongo que antes de arrancar recuerdes qué comiste durante el día, y si podés, también recordá qué es lo que estuviste comiendo los dos o tres días anteriores a este.

Para este ejercicio te vas a acostar en el suelo y vas a llevar la mano derecha al huequito que se hace en el medio de las costillas, lo que se suele llamar “boca del estómago”. La otra mano la vas llevar al bajo vientre.

Cerrá los ojos y ahora, a diferencia del ejercicio anterior, vas a pensar en llevar todo el aire a tu estómago y sentir su expansión.

Vas a intentar que las inhalaciones sean muy lentas y profundas y las exhalaciones más veloces, hasta eliminar todo el aire.

Practicá esta respiración durante cinco minutos (podés ponerte una alarma) y registrá sensaciones en el estómago, la garganta y la boca del estómago.

¿Apareció algún malestar estomacal? ¿Se hizo más presente alguna sensación recurrente en el sistema digestivo cómo acidez o hinchazón? ¿Podés vincular esa sensación a algún alimento? ¿Cómo te sentiste durante y luego de la práctica, sentiste algún alivio?

Técnica tres: Respiración en ayuno

La idea de esta práctica es que puedas tomarte tres minutos antes de arrancar tu día y hacerla para registrar cómo se siente tu cuerpo con el “estómago vacío”

Te vas a sentar en una posición cómoda y vas a tratar de inhalar y exhalar muy lento. Podés contarte seis segundos para inhalar, hasta tu máxima capacidad pulmonar y seis para exhalar, hasta quedar sin aire. Mientras sentís el ingreso y el egreso de este aire vas a reflexionar sobre las siguientes preguntas:

¿Como porque tengo hambre o por qué quiero o debo comer? ¿Qué deseo comer y por qué? ¿Qué necesito comer? ¿Qué alimento me sienta mejor para salir del ayuno?

No olvides registrar todas tus sensaciones durante las tres prácticas. Recordá que a veces, sobre todo si es la primera vez que realizamos una técnica de respiración, puede ser que no sintamos nada, y eso también está bien, pero para que las sensaciones aparezcan, debemos habilitar los espacios de encuentro con nuestro cuerpo, pensamientos y emociones.


¡Nos encantaría que nos cuentes en los comentarios si probaste alguna de las técnicas!

¿Conocías algunas?
¿Cómo te sentiste?
¿Qué sensaciones vinieron a tu cuerpo o tu mente?

¡Te leemos!

Autora: Juli Martino ~ Colaboradora de Vegan’s Paradise

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