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¿Qué es la disonancia cognitiva y por qué se asocia al veganismo?

Autora: Juli Martino ~ Colaboradora de Vegan’s Paradise

¿Alguna vez hiciste o dijiste algo con lo que en realidad te sentías en conflicto?
Si te pasó alguna vez, tenés que saber que esto es muy normal en las personas y que esa sensación de contradicción que sentiste, en psicología, se llama disonancia cognitiva.

En este artículo te vamos a contar un poco acerca de esta teoría psicológica de la disonancia cognitiva y, por último, vamos a reflexionar sobre por qué la teoría de la disonancia cognitiva está muy relacionada con el veganismo y su filosofía.

La propuesta es revisar nuestras propias contradicciones y las reacciones que tenemos ante ellas

¿Lista?

1) ¿Qué es la disonancia cognitiva?

2) Disonancia cognitiva y explotación animal

3) El veganismo como camino para retornar a nuestra armonía interior


1)¿Qué es la disonancia cognitiva?

La disonancia cognitiva es la teoría del psicólogo Leon Festinger, desarrollada en su libro Theory of Cognitive Dissonance (1957).

(cita tomada de un artículo de la psicóloga Sonia Castro)

Esta tensión interna o disonancia nos hace ser conscientes de la necesidad de resolver dicho conflicto para vivir con mayor integridad.

Por esa razón, siempre intentaremos reducir la disonancia que experimentamos. Para ello, tenemos varias alternativas, las cuales dependerán de cada persona y su respectivo contexto:

  • Cambiar la conducta
  • Alterar el ambiente, pensamientos o creencias previas
  • Añadir nuevas informaciones, ideas, argumentos o conocimientos que encajen mejor

Muchas personas toman decisiones o realizan acciones que son muy dañinas para ellas mismas, como por ejemplo, fumar tabaco. Este es un gran ejemplo de disonancia cognitiva.

La mayoría de las personas que consumen tabaco saben el daño que eso produce en su sistema respiratorio en particular y a su salud integral en general.

Sin embargo, fuman. ¿Cómo resuelven esta sensación contradictoria esas personas? Por medio de justificaciones como por ejemplo: “De algo hay que morir” “Tal persona fuma hace años y no tiene enfermedades…” etc.

Ahora bien, la disonancia cognitiva no es una reacción mala en sí misma.

En realidad, es una suerte de alerta interna que indica que lo que sentimos no se alinea con lo que estamos haciendo y eso es un gran poder del cual disponemos para transformar situaciones y entornos, en la medida de nuestras posibilidades.

Desde el momento en que esa sensación aparece en nosotros tenemos la posibilidad de tomar conciencia y hacer algo al respecto.

Ahora sí, optar por una justificación que alivie la contradicción o tomar las riendas del asunto y resolverla, dependerá exclusivamente de nosotros.


2) Disonancia cognitiva y explotación animal

A esta disonancia, la sentimos intensamente cuando somos pequeñas y luego, a medida que vamos entendiendo cómo funciona el mundo, logramos ir apaciguando esa sensación, hasta que, por diferentes razones, puede regresar con una fuerza muy poderosa que nos invite a replantearnos el vínculo de violencia entre humanos y animales.

En los primeros años de nuestro paso por la escolaridad, muchas actividades de las instituciones educativas consisten en llevar a las infancias a granjas, reservas naturales u otros lugares en los cuales viven animales.

En esos espacios se incentiva a los niños y niñas a acariciar a los animales, aprender sobre ellos y se les brinda la posibilidad de mirarlos de cerca (en las granjas suelen estar encerrados).

Asimismo, el grueso de la población tiene mascotas y las ama como al resto de los integrantes de la familia.

La mayoría de las personas sienten ternura al ver a cualquier animal y uno de los primeros deseos que tenemos al estar cerca de uno es ir a acariciarlo, ponerle nombre, conocer más sobre su especie.

¿Cómo es posible que estas acciones y sensaciones de amor y compasión coexistan con el mercado de la carne y la leche; las carreras de caballos y domadas; corridas de toros; los testeos de productos de belleza en las pieles de conejos, ratones y hamsters, entre otros?

¿Cómo es posible amarlos y explotarlos a la vez?

Es posible gracias al mecanismo que nuestro cerebro encuentra para justificar esta disonancia cognitiva que los seres humanos tenemos tan tapada y emparchada con creencias culturales y justificaciones construidas por el marketing de las mismas empresas que producen alimentos de origen animal.

En Argentina, por ejemplo, el asado es una tradición. Se presenta fuertemente arraigado en la cultura de ese país el consumo de carne los días domingo.

En los países de habla hispana, la mayoría de las publicidades relacionadas al consumo de carne o leche se justifican por la necesidad de consumir nutrientes como el hierro, aminoácidos para la formación de proteínas y calcio.

Por lo que jamás se pone a disposición la información de la enorme cantidad de alimentos del reino vegetal que también poseen estos nutrientes (en grandes cantidades y con alto nivel de biodisponibilidad)

A su vez, existen creencias relacionadas con la superioridad del hombre, como por ejemplo, pensar que los animales están en esta tierra para servirnos, alimentarnos y entretenernos.

Todos los ejemplos que fui mencionando, son formas que las diferentes sociedades han ido adoptando para resolver la disonancia cognitiva que, en primera instancia, produce explotar animales.

Pero, ¿Qué pasa cuando todas esas razones ya no resultan suficientes o certeras?

Volvemos a experimentar la incomodidad y mientras más conscientes nos volvemos del vínculo violento entre animales y humanos, más sensaciones de incomodidad experimentamos.

Podemos empezar a sentir asco por la carne, angustia, confusión, incertidumbre, entre otras sensaciones de este tipo.

Pero tranquila, dejame decirte nuevamente que esto es lo positivo de la disonancia cognitiva:


3) El veganismo como camino para retornar a nuestra armonía interior

El veganismo es esa filosofía de vida basada en el amor, el respeto y la empatía que nos permite retornar al vínculo amoroso entre animales y humanos.

Dejar de consumirlos nos brinda paz y tranquilidad. Nos permite ver a los animales como iguales, como a otros seres que conviven con nosotros en esta tierra, con el mismo derecho a vivir y a gozar que tenemos los humanos.

No hace falta que, de un día para el otro, dejes de consumir animales (a menos que lo sientas así, como una urgencia).

Recordá que es un proceso y que la sociedad tiene mil argumentos aparentemente sólidos para sobrevivir a la disonancia que vos querés dejar de evadir y resolver. Por eso, vas a sentir que estás yendo a contracorriente y, la verdad, es que es un poco así.

Sin embargo, cada vez somos más las personas que elegimos tomar este camino para retornar a la armonía con los animales y la naturaleza.

Para sentirnos parte de un mundo más amoroso; para construir vínculos desde la empatía y el respeto y para habitar este planeta desde el cuidado y la compasión.

Animate a transitar este camino para que podamos, muy lentamente, construir el mundo que queremos habitar.

Si estás acá, leyendo este artículo, es porque algo en vos está despierto y quiere accionar para transformarte y transformar. ¡Gracias por llegar hasta acá!


Contanos:

¿Alguna vez sentiste esa contradicción interior?

¿En qué contextos?

¿Hiciste algo para resolverla o evadirla?

¡Te leemos en los comentarios!

Autora: Juli Martino ~ Colaboradora de Vegan’s Paradise

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