¿Te parece que la frase «lo importante es el equilibrio» es una frase linda, pero difícil de implementar?
Cuando decidimos tomar una posición ética como lo es el veganismo, a veces nos tildan de extremistas.
Pero, de hecho, esta forma de vida puede estar motivada justamente por buscar el equilibrio (con los demás animales, con el planeta, con nosotras mismas)
Sin embargo, como en cualquier cambio, ¡eso no quiere decir que encontrarlo sea tan fácil!
Para ayudarte, te presentamos 4 consejos para encontrar el equilibrio durante tu transición al veganismo.
1) Organizate con los productos que te sean más útiles, pero animate a probar otros nuevos.
2) Identificá hábitos fáciles y prácticos, pero no tengas miedo de flexibilizar tu rutina.
3) Reunite con personas nuevas que te entiendan, pero también acércate a tus seres queridos.
4) Cuestionate, dudá, investigá, pero volvé a tu eje.
1) Organizate con los productos que te sean más útiles, pero animate a probar otros nuevos
Por lo general, siempre hay un producto que nos salva. Puede ser una marca de cosméticos que compramos con tranquilidad porque sabemos que es cruelty-free, o una legumbre versátil que podemos comer sin cansarnos.
Sea lo que sea, encontrá lo que funciona para vos. Asegurate de disponer siempre de ese producto y de saber dónde lo podés conseguir fácilmente.
De esa forma, automatizás algunos procesos y te evitás tener que pensar demasiado en elecciones cotidianas.
Por otro lado, para descubrir este tipo de productos, vas a tener que buscarlos.
Y, ¿qué mejor que seguir animándote a experimentar aunque ya hayas elegido tus productos favoritos?
El mercado vegano se está expandiendo constantemente. ¡Cada vez aparecen más posibilidades para explorar!
Aprovechá para conocer comidas, productos de higiene personal y accesorios de emprendimientos locales.
No solo podés encontrar opciones nuevas que te llamen la atención. También vas a estar creando relaciones, incentivando la producción de alternativas veganas y apoyando la economía local.
2) Identificá hábitos fáciles y prácticos, pero no tengas miedo de flexibilizar tu rutina
En todo estilo de vida hay hábitos que nos resulta más fácil reproducir que otros. Y esta no es la excepción.
Hay ciertas costumbres que pueden facilitarte mucho la transición. Por ejemplo, acostumbrate a dejar las legumbres, semillas y frutos secos en remojo. De esta forma, siempre vas a tener algo que comer al otro día.
Aún así, a todas nos ha pasado que un día nos hemos olvidado de hacerlo.
En estos casos, aprovechá para variar tus hábitos. Por ejemplo, puede ser momento de buscar esa receta que guardaste para “ver más tarde”, o de explorar nuevos canales veganos en Youtube.
Incluso, podés buscar recetas veganas fáciles para incentivar ideas nuevas con lo que ya tengas a mano. Si no tenés mucho tiempo, otra opción es explorar lugares nuevos, como dietéticas y restaurantes.
Para tomar otro ejemplo, en este punto incluso podemos hablar de ropa, accesorios o zapatos.
A veces, puede que en los negocios cercanos no sepan responder a tus dudas (y no por eso tenés que dejar de preguntar, ya que podés visibilizar las necesidades de un grupo nuevo de clientes).
Sin embargo, te propongo otra idea más innovadora. En estos casos, podés acudir a eventos o ferias que incentiven la moda local y circular.
Incluso si no terminás encontrando lo que buscás, al menos vas a conocer espacios nuevos y alternativas que, tal vez, no sabías que existían.
3) Reunite con personas nuevas que te entiendan, pero también acercate a tus seres queridos
Buscar grupos de personas veganas puede ser extremadamente útil. Podés elegir un grupo que se alinee con tus intereses.
Por ejemplo, algunos grupos realizan más activismo que otros. Algunos se enfocan solo en los animales, mientras que otros ponen el énfasis en el planeta.
Por un lado, estos vínculos nuevos pueden ser gran fuente de información, tanto formal (datos) como práctica (dónde conseguir algo o cómo hacerlo).
Por otro lado…
No obstante, no es necesario que reemplaces a tus vínculos actuales.
Además de buscar comprensión en personas con intereses afines a los tuyos, también podés explicar tus razones a tus seres queridos.
A veces, puede resultarnos extraño hablar de nuestras motivaciones.
Sin embargo, tené en cuenta que, a la gente que te quiere, le interesa saber de vos. No es necesario que armes un discurso de por qué ser vegana es buena idea.
Podés comenzar por introducir información a modo de datos curiosos para que comiencen a entender de lo que se trata y por qué tomás ciertas decisiones.
4) Cuestionate, dudá, investigá, pero volvé a tu eje
Uno de los puntos más importantes de tu transición al veganismo es la información.
Siempre que te den ganas de saber más, seguí informándote. Va a ser algo beneficioso para tu bienestar. Incluso podrás informar y tranquilizar a quienes te rodean.
Esta búsqueda de información tiene muchas posibilidades.
Es recomendable, primero que nada, que vayas con especialistas de la salud que sepan sobre veganismo (este último detalle es muy importante).
Además, podés investigar por tu cuenta de fuentes confiables. Por ejemplo, los documentales son grandes aliados para aprender.
Por otro lado, mucha información a veces puede resultar abrumadora.
Aunque es importante que conozcas ciertos datos, no te olvides de conectar con lo que tu mente, tu cuerpo y tu corazón te dicen.
Nuestras experiencias son todas diferentes. Mirá hacia adentro y recordá tus propias razones para transitar el veganismo.
Hacé las cosas porque te parecen correctas, no porque sientas que una fuente externa te lo impone.
Esto también se puede aplicar a cuestionamientos externos por parte de otras personas. En este caso, recordá que solo vos convivís con tus decisiones cotidianas.
Podés entrar en todos los debates que se presenten (o no). Escuchar opiniones puede ser enriquecedor, pero, a veces, también puede traer confusión innecesaria o mucho «ruido» mental.
Una vez más, al final del día, solo importa lo que creés correcto y beneficioso para vos y para el resto.
Como dije, creo que el veganismo en sí es una forma de buscar el equilibro, tanto con nuestro entorno como con nosotras mismas.
Probablemente encuentres otros aspectos en los cuales podés aplicar el equilibrio. No hay una sola fórmula. De cualquier modo, espero que estos consejos te hayan ayudado a saber por dónde comenzar.
¿En qué aspectos te cuesta encontrar el equilibrio?
¿Qué otro consejo agregarías?
Si necesitás ayuda con algún aspecto que no haya mencionado, podés preguntarme en comentarios.
¡Te leemos!