Autora: Laura Laugé ~ Colaboradora de Vegan’s Paradise
Como seres humanos siempre interactuamos con nuestro entorno. Es inevitable. Somos seres sociales y por eso tenemos la necesidad de estar con otras personas y convertir en propios los espacios que habitamos.
Hoy, especialmente en las ciudades, nuestro entorno está repleto de objetos tecnológicos, del sonido de bocinas, de personas corriendo (y no necesariamente por deporte), de responsabilidades que ocupan casi la totalidad de nuestro día.
Vivimos en una vorágine que muchas veces hace difícil conectarnos con nosotras mismas y con los demás de una manera más saludable tanto a nivel emocional como físico.
Siempre es posible re-conectar con lo que nos une a nuestro entorno. Vincularnos con la naturaleza y los animales es vital para nuestro desarrollo personal y para tomar consciencia de la conexión natural que existe entre todos los seres que compartimos este planeta.
En este artículo te proponemos tres maneras:
1. Re-conectar con la naturaleza desde las pequeñas cosas.
2. Ampliar la mirada al vincularnos con los animales.
3. Disfrutar de experiencias nuevas en la naturaleza y con los animales.
Estas propuestas te pueden servir como punto de partida para vivir tu propia experiencia de re-conexión.
Primera idea: Re-conectar con la naturaleza desde las pequeñas cosas.
A veces parecemos olvidar lo importante que es el sol. Lo damos por sentado porque sabemos que siempre sale. Una simple actividad puede servir para re-conectar con su fuerza vital: buscar su luz y bañarnos de energía. Levantarte a la mañana y abrir la ventana, dejar entrar el aire fresco y cerrar los ojos y sentir su calor durante algunos minutos, en silencio y disfrutar activamente de su calor puede ser una manera muy poderosa de recordar el papel fundamental que tiene en la supervivencia de todos los seres de este mundo.
Algún día en el trabajo, si es posible, podés ir a un parque o una plaza en tu horario de almuerzo. Podés sentarte en el césped y tocarlo con los pies, descalza. Mirá el cielo, la forma de las nubes. Buscá un árbol, comé debajo de su sombra, volvé a sentir el sol en la cara y dejá que la brisa te despeine. Admirá las siluetas, colores y aromas de las flores. Antes de volver a la oficina, podés recostarte boca arriba y recargar energías a través del contacto consciente y activo con la tierra.
Si tenés un jardín en tu casa, aunque sea pequeño, o un balcón en tu departamento, podés adornarlo con plantas o comenzar una huerta. Contemplar cómo crecen las plantas es sorprendente: la naturaleza demuestra que con paciencia, cuidados y sol y agua, la vida florece y se hace camino. Incluso podés hacer hacer un diario de fotos de cómo van creciendo y darle tu toque personal.
Segunda idea: Ampliar la mirada al vincularnos con los animales.
Los animales más populares en nuestras sociedades son los perros y gatos. Son parte de nuestras vidas y conformamos familias multi-especie porque son un pilar en nuestro desarrollo emocional. Observarlos, admirarlos y contemplar lo magníficos que son puede ser el punto de partida para ampliar tu mirada hacia otros animales.
Podés comenzar a observar a cerdos, cabras, vacas, gallinas con los mismos ojos de admiración y notar que son seres sintientes que desean vivir, como los seres humanos.
¿Alguna vez prestaste real atención al canto de los pájaros? La ciudad puede estar llena de ruidos pero siempre habrá un pájaro cantando. ¿Y verlos volar? Es admirable el movimiento de sus alas y cómo pueden hacer algo tan maravilloso a lo que los humanos siempre hemos aspirado.
¿Alguna vez seguiste a una fila de hormigas que cargan con hojas de todos los tamaños y colores? ¿Y a las mariposas volar de flor en flor? Estas pequeñas criaturas son la demostración de lo bella que es la naturaleza.
Son simples actividades de contemplación que pueden hacer una gran diferencia y transformar tu visión sobre estos magníficos seres.
Tercera idea: Disfrutar de experiencias nuevas en la naturaleza y con los animales.
Por supuesto, viajar es la posibilidad de desconectarse de la agitada vida cotidiana por más tiempo y relacionarse con la naturaleza de un modo más directo. Algo tan simple como visitar la playa, sentir la arena en los pies, el viento y el sol en el cuerpo es maravilloso. Ir a la montaña, admirar sus paisajes, escuchar el ruido del agua correr en un arroyo, contemplar el amanecer o atardecer es siempre renovador.
Como dice el taoísmo: «El paisaje exterior condiciona nuestro mundo interior». Si aprecias la paz que te da la naturaleza, vas a sentirte plena y desarrollar la conciencia de tu lugar en este mundo.
Para vivir una experiencia más directa con animales, podes visitar santuarios y refugios. Hay muchas asociaciones sin fines de lucro donde podes interactuar con animales rescatados del maltrato, ya sean perros, gatos, vacas, cerdos, cabras y gallinas, entre otros. Pasar tiempo con ellos puede ser una experiencia emocional muy profunda y movilizadora. Ir un paso más allá y convertirte en voluntaria puede cambiar definitivamente tu percepción sobre ellos.
Disfrutá del recorrido, encontrate con vos misma.
Paso a paso pero firmemente, lo importante es disfrutar de la experiencia y aprender a ser cada vez más consciente de tu papel en este planeta.
La naturaleza y los animales te necesitan tanto como vos los necesitas a ellos.
La conexión entre todos quienes habitamos este mundo es clara pero a veces lo olvidamos o hay cosas que nos nublan la visión.
No estás sola, acá estamos para acompañarte en este redescubrimiento.
Autora: Laura Laugé ~ Colaboradora de Vegan’s Paradise